Íllimo como distrito tradicional posee narraciones orales
que lo hacen particular, a continuación les presento “Los patitos de oro”.
Contaban nuestros abuelos que en Íllimo, en la
Huaca Pnopo o Conoaqui, que es el lugar donde finalmente se estableció nuestro
pueblo actual, había mucho oro que habían dejado los pobladores de las culturas
Moche, Lambayeque y Chimú.
Las huacas fueron levantadas como unos monumentos dedicados
a los difuntos y en la base de estos se enterraban los muertos con todas sus
riquezas.
De aquellas viejas historias se desprende esta pequeña
leyenda. Se dice que por el lugar donde actualmente se ubica nuestro templo
“San Juan Bautista” (Patrono de nuestro pueblo) y que se construyó en 1820,
salía una pata blanca a la que le seguían once patitos de color amarillo.
La pata y sus patitos eran de oro. Salían solamente por la
noche y con luna llena, con la finalidad de hacerse visible a la gente. Este
fantástico animalito y sus crías recorrían lo que es hoy el parque principal de
Íllimo, para desaparecer después en el mismo lugar de su aparición. Se dice que
las personas que veían a estos animalitos se emocionaban tanto que optaban por
seguirlos con el fin de adueñarse, por lo menos de uno de ellos.
Los resultados siempre fueron negativos, porque la pata y
los once patitos pertenecían al encanto del demonio.En la actualidad se sigue mostrando con menos frecuencia, a personas que se trasladan de forma solitaria a partir de la medianoche.
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